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10/11/2025

Regeneración urbana sin alma: ¿Para quién se diseñan hoy las ciudades sostenibles?

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🎧 En el podcast que acompaña al artículo de hoy, nos adentramos en una pregunta crucial: Regeneración urbana sin alma: ¿Para quién se diseñan hoy las ciudades sostenibles?. ¡No te lo pierdas! Pulsa play y descubre de manera cercana y amena el verdadero valor de un diseño urbano bien planificado y ejecutado.


Nos hacemos la pregunta ¿Para quién se diseñan las nuevas ciudades? ¿Para quien las vive, o para quien las vende?

En muchos de estos desarrollos, lo que se regenera no es la vida urbana, sino la rentabilidad del suelo para los promotores. Se multiplica el cemento, pero se olvida la vida cotidiana. Es la trampa de la regeneración urbana: más ladrillo, menos comunidad y repetición de errores pero con lenguaje más amable.

En este artículo vamos a cuestionar el relato de la regeneración urbana que nos quieren vender en España.

Cuando la «regeneración urbana» se convierte en excusa para la especulación inmobiliaria.

Aportamos algunas reflexiones,

1. Regenerar sin alma: el nuevo urbanismo que continúa olvidando a las personas.

La regeneración urbana se ha convertido en el nuevo mantra de las grandes promociones inmobiliarias. Bajo etiquetas como ciudades vivas, diseño urbano, densidad inteligente, smart cities o movilidad sostenible, se levantan proyectos de miles de millones que prometen modernidad, cohesión social y sostenibilidad. Una estrategia de marketing similar al «Greenwashing» pero en urbanismo.

Pero tras esa fachada optimista, lo que muchas veces se esconde es una regeneración sin alma, pensada más para satisfacer intereses de inversión de los promotores que para responder a las necesidades reales de quienes habitarán esos espacios. Son proyectos millonarios que avanzan sin evaluar su huella social.

Ni una sola mención a estándares como la ISO 22341 / CPTED que ha sido redactada y consensuada por expertos en prevención del delito de 45 países -entre ellos España-, que establece directrices claras para diseñar entornos urbanos accesibles, seguros contra el crimen y resilientes. Así, regenerar termina siendo repetir errores, perpetuar modelos de ciudad que fragmentan, aíslan y encarecen la vida.

2. Urbanismo disperso y movilidad forzada: ¿por qué dependemos tanto del coche?

 «Un modelo de regeneración urbana que ha hecho del coche, el miembro más imprescindible de la familia que nadie cuestiona. 

El modelo urbanístico español, basado durante décadas en la expansión horizontal de baja densidad que desaprovecha el suelo disponible construyendo chalets, parques sin sombra y amplias avenidas para el coche, ha generado asentamientos urbanos ineficientes, caros y profundamente desiguales.

Lejos del núcleo urbano, las urbanizaciones de baja densidad no ofrecen autonomía, sino dependencia estructural del vehículo privado. Sin servicios básicos a pie, la movilidad se convierte en una necesidad diaria, con un coste económico y ambiental que nadie calculó… hasta que ya era tarde. Y no todos pueden conducir: niños, mayores, personas con movilidad limitada o sin recursos. La libertad de moverse se ha convertido en un privilegio sobre ruedas, que recae casi siempre en las mismas personas dentro del hogar.

3. Desarrollo urbano sin planta de calle.

«Convierte la calle en espacio de paso, no en espacio de vida».

Cuando los barrios residenciales se extienden kilómetros sin un solo local en planta baja -solo viviendas cerradas, parques sin sombra y vías rápidas diseñadas para el coche-, dejan de ser barrios y empiezan a parecer áreas fantasma. Un entorno sin mezcla de usos, sin comercio accesible y con dependencia absoluta del vehículo, convierte la calle en espacio de paso, no en espacio de vida.

Este modelo de diseño urbano apaga la vigilancia natural. Sin gente en la calle, sin ventanas que miren al exterior ni locales que generen actividad, se pierde el control informal que disuade la delincuencia. Según estudios recientes, los vecindarios con mayor uso mixto y densidad de servicios accesibles muestran menores tasas de criminalidad gracias a una mayor ocupación continua del espacio público y presencia constante de personas.

Así, la falta de planta baja activa no es solo un error estético o funcional: es un problema de cohesión social, de salud urbana… y de seguridad. Porque donde no hay ojos, crece la impunidad.

4. Núcleos urbanos deteriorados: Locales convertidos en viviendas es una opción que degrada la vida urbana.

«Necesitamos repensar el urbanismo desde lo colectivo».

Los núcleos urbanos, antaño bien diseñados, han entrado en una dinámica muy peligrosa que copia el modelo de la regeneración urbana sin alma de las periferias.

Al legislador todavía le cuesta entender que su papel no es facilitar la rentabilidad privada, sino garantizar el interés público. La planta baja de una ciudad no es solo ladrillo: es la interfaz entre el espacio urbano y quienes lo viven.

Transformar locales comerciales en viviendas cerradas, ya sea en el centro o en la periferia, es una decisión que vacía de vida las calles. Se venden como soluciones habitacionales, pero en realidad son atajos peligrosos que hipotecan el futuro del espacio público. Cada vez que sustituimos una librería, un taller, un café o un comercio de barrio por una persiana bajada, apagamos parte de la vida urbana. Se reduce la vigilancia natural, desaparecen los puntos de encuentro, se debilita el tejido social.

Lo más grave es que esta transformación -difícil de revertir a futuro- se está normalizando. Se legisla sin visión de ciudad, se responde a la urgencia sin pensar en la convivencia.

4. Mas videovigilancia no es la solución: rediseñar el espacio urbano es clave para reducir la criminalidad.

«Necesitamos calles con vida, no calles con sensores».

La respuesta al mal diseño urbano no puede ser solo la videovigilancia o el refuerzo policial.
No es sostenible vigilar lo que está mal hecho. Lo dice el sentido común, las evidencias y hasta la propia normativa europea (CEN/TS14383-2): «La videovigilancia no puede ser la única respuesta a un mal diseño urbano». Necesitamos entornos que inviten a quedarse, a caminar, a convivir.

5. Parques y zonas verdes: entre la sostenibilidad estética y el abandono funcional.

«No todo espacio verde es sinónimo de sostenibilidad. La clave no es plantar césped, sino sembrar vida urbana».

La obsesión por “verderizar” la ciudad a menudo responde más a una estrategia de marketing urbano que a un verdadero compromiso con el entorno. Se crean parques de catálogo, sin función social ni impacto ambiental real, que no aportan soluciones alimentarias, ni biodiversidad significativa, pero sí generan gasto en agua, jardinería y vigilancia.

La pregunta clave no es cuántos metros cuadrados de zonas verdes tiene un plan urbano, sino qué tipo de vida promueve ese espacio y quién lo habita realmente.

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Observa esta imagen: un parque sin sombra, sin fuentes de agua potable, sin comercios o vida en planta baja. Las viviendas, cerradas al exterior, no miran al espacio público. Todo está vallado, opaco, sin interacción. Es el ejemplo perfecto de un urbanismo que aísla en lugar de conectar. Un diseño crimípeto que, lejos de proteger, debilita la vida comunitaria y favorece la inseguridad.

Parques sin vida: urbanismo crimípeto
Paradigma del diseño Crimípeto.

El coste oculto de vivir en urbanizaciones periféricas: más allá del precio de la vivienda.

Vivir a las afueras tiene un precio que no aparece en el contrato de compraventa. Y no hablamos solo de gasolina.

Una familia que vive a 5 km de un centro urbano recorre al año más de 7.600 km solo para cubrir necesidades básicas. Eso supone un gasto medio de 1.626€ al año en movilidad.
En 30 años -el tiempo de una hipoteca- hablamos de 67.300€ por familia.

Y si ampliamos el análisis a una urbanización tipo con 10.000 viviendas, el resultado asusta:
Más de 106 millones de euros en 10 años solo en desplazamientos.

¿Y el planeta? También paga.
En una década, esos desplazamientos de 10.000 viviendas generan casi 80 millones de kilos de CO₂, lo que equivale a:

  • 3.983 millones de bolsas de plástico.
  • 340.000 vuelos Madrid – Londres.
  • 1.006.650 robles maduros necesarios para absorber esas emisiones.

Este modelo de aislamiento no solo te obliga a depender del coche, también alimenta otro negocio millonario: el de las alarmas inalámbricas. Un ecosistema perfecto para que grandes compañías, medios de comunicación y rostros populares te vendan miedo… y la “solución” patrocinada. [Descubre aquí el coste económico y ambiental de estos sistemas.]

¿Cómo afecta el diseño urbano a la seguridad ciudadana?

Afecta más de lo que parece.

Durante décadas, el urbanismo priorizó la rentabilidad del suelo y la eficiencia del tráfico, olvidando su misión esencial: ser un puente hacia el bienestar colectivo. Hoy sabemos que el entorno físico no es neutro. Puede ser un aliado del cuidado o una máquina silenciosa de aislamiento, desigualdad y vulnerabilidad.

Un entorno urbano bien diseñado disuade el delito de forma natural. Cuando hay vida en las calles, presencia social, vigilancia natural y mezcla de usos, el espacio se cuida. Se habita. Se protege. Pero en las urbanizaciones cerradas, con fachadas ciegas, sin comercio local ni tránsito peatonal, el espacio público se vacía de vida, se utiliza solo de tránsito y la inseguridad crece. No por maldad. Por lógica: donde no hay ojos, hay oportunidades para el delito.

«La criminalidad no siempre nace del crimen, sino del diseño». 

La pregunta es para todos nosotros ¿Queremos seguir comprando espacios que nos hacen frágiles? ¿O vamos a recuperar el urbanismo como una herramienta de cuidado, proximidad y prevención? Porque no se trata solo de edificar. Se trata de cómo, dónde y para quién construimos el lugar que llamamos hogar.

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Espero y deseo que esta información os sirva para tomar mejores decisiones.

Saludos Cordiales / JM Ángel Olleros.

Coordinador nacional UNE CTN041/325: Prevención del delito a través del diseño ambiental.
Experto español acreditado por UNE en CEN (European Committee for Standardization) para el grupo de trabajo ISO/TC292/WG6/ Seguridad y Resiliencia.

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Conoce al autor

José Miguel Ángel Olleros
Consultor especializado en seguridad contra el delito desde 1990

Ofrezco servicios integrales que abarcan desde la evaluación del riesgo de robo en viviendas hasta la implementación completa de medidas de protección personalizadas. Mi trabajo se distingue por brindar soluciones eficientes y a medida, adaptadas a las necesidades específicas de cada cliente, asegurando una experiencia fluida como interlocutor único en todo el proceso. Utilizo la metodología avanzada del Genoma del Robo, lo que garantiza un enfoque basado en evidencia para maximizar la protección. Cada proyecto incluye una certificación de calidad que respalda el cumplimiento de los más altos estándares de seguridad.

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